Futuro

25/11/09
A menudo pensamos en el futuro como algo incontrolable e inescrutable. Y en gran parte así es. Muchos factores entran en juego que escapan a nuestro radio de acción, pero que pueden influirnos de modo directo y vital. Ante esta perspectiva, puede uno sentirse totalmente inútil. Un títere en manos del azaroso devenir.
Si nos dejamos arrastrar por esta sensación, más pronto que tarde todo nos va a importar una mierda. ¿para qué esforzarse en esto o aquello en vistas de un futuro mejor, si el futuro es algo que no depende de mi?

No podemos controlar lo que el futuro nos deparará, pero sí podemos controlar nuestra respuesta a ese futuro. Nadie ni nada puede obligarnos a tomar una dirección contraria a nuestros deseos e intereses. Es así de sencillo. Somos nuestros propios libertadores y nuestros propios carceleros. Opciones y decisiones. A veces es más cómodo pensar que somos presos de un modo de vida, o de unos lazos afectivos, o de una hipoteca por pagar. Excusas. Bajo esta tapadera a menudo se oculta la cobardía, y en los casos más sensatos se encuentra la responsabilidad.

El futuro de cada uno se constituye de los acontecimientos sobre los cuales no se tiene control alguno más lo que nos vamos construyendo en el presente. Porque nuestro micro-mundo es tal como nosotros lo creamos día a día.

Ahora mismo no quiero pensar más que en el futuro inmediato. En ese futuro imediato, dentro de pocos días tendré el privilegio de estar junto a la persona que está dando un agradable vuelco a mi vida. Y mi sonrisa será la más grande que se pueda imaginar.

Sobre el futuro lejano... ya lo trataré cuando sea futuro inmediato.

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